Título: Hija de humo y hueso
Título original: Daughter of smoke and boneAutora: Laini Taylor
Precio: 17'50€
Editorial: Alfaguara
Páginas: 465
ISBN: 978-84-204-1098-2
Sinopsis: Karou es una estudiante de arte de 17 años que vive en Praga. Pero ese no es su único mundo. A veces, Karou desaparece en misteriosos viajes para realizar los encargos de Brimstone, el monstruo quimera que la adoptó al nacer. Tan misteriosa resulta Karou para sus amigos, como lo es para ella su propia vida: ¿cómo es que ha acabado formando parte de una familia de monstruos quimera? ¿Para qué necesita su padre adoptivo tantos dientes, especialmente de humanos? Y, ¿por qué tiene esa recurrente sensación de vacío, de haber olvidado algo? De pronto, empiezan a aparecen marcas de manos en las puertas, señal de que la familia de Karou corre grave peligro. Karou tratará de cruzar al mundo quimérico para ayudarles, pero es perseguida por los serafines. Entre ellos se encuentra Akiva, un ángel arrebatadoramente hermoso al que Karou está unida de forma que ni ella misma puede imaginar.
Opinión personal: Karou es una chica un tanto especial: ha nacido con unas extrañas hamsas en las manos y ha sido criada por quimeras. Aunque ahí no acaba la cosa, Brimstonse, una de las quimeras, la manda a hacer extraños encargos alrededor del mundo: recoger dientes.
Cuando unas marcas de manos empiezan a aparecer en las puertas, la familia de Karou sufrirá un grave peligro y serán separados de Karou. ¿Por qué los serafines van contra las quimeras?
Hay que decir que en un principio el libro me enganchó pero al cabo de un tiempo se fue haciendo pesado. Hija de humo y hueso nos muestra un mundo totalmente diferente y más complejo de lo que podríamos pensar en un comienzo.
Sus páginas están repletas de fantasía y en la narración podemos apreciar gotas dulces incluso cuando hay algún enfrentamiento. La narración está en tercera persona, contada tanto por Karou como por Akiva, por lo que nos podemos hacer una idea de lo que piensan cada uno sobre el otro.
Se elevó por el aire hasta colocarse frente a él, y el ángel la observó. Simplemente la observó. Su mirada transmitía calor a sus mejillas, a sus labios. Era como una caricia. Tenía unos ojos hipnóticos y unas cejas negrsa y aterciopeladas. Era cobre y sombra, miel y amenaza, pómulos afilados como cuchillos y en la frente un mechón del pelo afilado como una daga. Todo eso y el crepitar mudo de un fuego invisible. Delante de él, Karou sintió el murmullo de la sangre y de la magia, y algo más.Aunque los serafines y las quimeras estén en guerra no podemos diferenciar cuál de los dos es el bando bueno dado que nos presentan las perspectivas de cada uno. Entonces podemos pensar con los prejuicios y decir: pues los ángeles serán los buenos en vez de las quimeras. Pero, como he dicho antes, no lo sabemos. Cada uno tienen sus propias leyendas contra la otra raza para explicar la creación de su mundo. Aquí, por ejemplo, os dejo la leyenda de la raza quimérica.
Érase una vez, antes de que existieran las quimeras y los serafines, el sol y las lunas. El sol estaba prometido en matrimonio con Nitid, la hermana brillante, pero era la recatada Ellai, siempre escondida tras su descarada hermana, a la que él deseaba. El sol se las ingenió para abalanzarse sobre ella mientras se bañaba en el mar, y la tomó. Ella luchó, pero él era el sol, y pensaba que tenía derecho a conseguir lo que quisiera. Ellai lo apuñaló y escapó, y la sangre del sol se derramó como chispas sobre la tierra, donde se convirtió en los serafines –hijos ilegítimos del fuego-. Y al igual que su padre, creyeron que tenían derecho a desear, tomar, y poseer. En cuanto a Ellai, le contó a su hermana lo que había sucedido, y Nitid lloró, y sus lágrimas cayeron a la tierra y se convirtieron en las quimeras, hijos de la tristeza.Dentro del propio libro podemos diferenciar varias partes, separadas únicamente por el dibujo de una pluma y unas frases de referencia.
Karou es una chica fuerte, de esas que te sacan los dientes a la mínima de cambio. Ha sido criada por quimeras y no sabe exactamente quién es. Las preguntas se agolpan en su mente. Todos sus amigos la consideran una persona creativa, por culpa de los dibujos de su cuaderno, pero lo que no saben es que ella dibuja sólo aquello que ve. A veces tiene la sensación de que debería estar haciendo algo distinto a lo que hace en ese momento.
Durante un tiempo había sido una niña inocente que jugaba con plumas en el suelo de la guarida de un diablo. Sin embargo, aquella inocencia había desaparecido, y no sabía cómo enfrentarse a ello. Su vida se componía de magia, vergüenza, secretos y un vacío profundo y persistente en el centro de su ser, donde sin duda faltaba algo. Karou se sentía acosada por la idea de estar incompleta. Desconocía el significado de aquel sentimiento, pero la acompañaba desde siempre una sensación parecida a la de haber olvidado algo. En cierta ocasión, cuando era pequeña, había tratado de describírsela a Issa:
-Es como si estuvieras en la cocina y supieras que has entrado por alguna razón, pero la has olvidado, sin importar lo que fuera.
-¿Y es así como te sientes? –preguntó Issa con el ceño fruncido.
-Todo el tiempo.
Akiva es un ángel, y tiene un oscuro pasado. Sus vivencias lo han convertido en quien es y su mundo va a volver a cambiar, ahora por culpa de Karou, una chica con pelo azul y hamsas en las manos.
-¿Y los tuyos? ¿Se amaban tus padres?
Se escuchó a sí misma preguntando aquello, y se sintió abrumada por el surrealismo de la situación. Acababa de preguntar a un serafín si sus padres se amaban.
-No -respondió él sin añadir explicación alguna-. Pero espero que los padres de mis hijos sí lo hagan.
A mí lo que más me ha llamado la atención no ha sido ninguno de los personajes principales ni tampoco todo el repertorio de los secundarios -son un montón-, sólo uno de estos últimos: Zuzana. Es una chica bastante divertida y si no fuera por ella creo que el libro se haría demasiado monótono (es más, cuando se centró en la historia de Karou y Akiva fue cuando el libro se me empezó a hacer aburrido). Muchas veces he tenido que dejar de leer por culpa de la risa.
Apareció furibunda, dispuesta a echarle una reprimenda, pero cuando lo vio, sólo pudo balbucear. [...] Miró de reojo a Karou y dijo con absoluto asombro:
-Madre mía. Debes. Aparearte. Inmediatamente.
La reacción de Zuzana fue tan inesperada y Karou estaba tan nerviosa que no pudo evitar reírse. Se arrellanó en la silla y dejó que fluyera: una risa dulce y chispeante que provocó otro cambio en el semblante de Akiva, en la medida en que la examinaba de un modo esperanzado y penetrante que provocó un cosquilleo en Karou; se sentía tan... desnuda.
-No, de verdad.- continuó Zuzana.- Ahora mismo. Es como un imperativo biológico, ¿vale?, para conseguir el mejor material genético. Y éste,- señaló a Akiva como si fuera una azafata de ventas.- es el mejor material genético que jamás he visto.
El tema principal en este libro es el amor y su final es demasiado abierto para mi gusto. Es como si realmente no hubiera acabado, cosa que es normal porque no es un libro autoconclusivo (es el primero de una trilogía) pero aún así lo es demasiado para tener una continuación. A mí personalmente no me entraron unas ganas tremendas de comprar el siguiente.
Os dejo aquí el booktráiler:
-El amor es un lujo.
-No. El amor es un elemento.
Un elemento. Como el aire que se respira, o el suelo que se pisa.
Puntuación: 3/5 escondites.